CÓMO AFECTA EL ESTRÉS Y LA ANSIEDAD A LA ALIMENTACIÓN

estres y ansiedad en la alimentacion

Llevar un ritmo de vida acelerado, intentar llegar a todo, querer mantener todo bajo control, tener mil cosas en la cabezada, problemas personales y/o laborales, época de exámenes… son situaciones de nuestro día a día que pueden poner al límite a nuestro cuerpo causando estrés, ansiedad o nerviosismo. Estos estados anímicos pueden tener repercusiones nocivas para nuestra salud física y mental. En la Farmacia Escrivà te contamos cómo.

El estrés y la ansiedad tienen una estrecha relación con la nutrición. Pueden afectar de diferentes maneras en la conducta alimentaria. Por un lado, hay personas que en estas situaciones dejan de comer ya que se disminuye su apetito. Por otro lado, están aquellas que les da por comer más, sobre todo alimentos con un alto contenido calórico ricos en azúcar y grasas como chocolates, fritos, bollería…

¿Por qué comemos peor en épocas de estrés o de ansiedad?

Las personas que comen más y peor cuando están estresadas suelen optar por alimentos grasos y azucarados como chocolate, galletas, helados, bollería, patatas fritas, pizzas… Esto se debe porque actúan como ansiolítico. Son alimentos capaces de producir “placer” e incluso parece que alivian el estrés, la ansiedad o el bajón anímico. Sin embargo, lo que generan es mayor estrés, ansiedad e incluso provocan dependencia emocional. De esta forma, se entrará en un bucle: “mi estado de ánimo hace que coma mal, al comer mal se ganará algo de peso, al engordar estaré decaído e intentaré sentirme mejor comiendo…”.

Esta situación también se puede producir a la inversa, es decir, desde una mala alimentación. Una dieta desequilibrada puede llevarnos al estrés y/o a la ansiedad. Parece un callejón sin salida, aunque en está ocasión sí la hay.

Con una alimentación sana, equilibrada y variada contribuiremos a cuidar de nuestra salud tanto física como mental. Nos ayudará a prevenir estos estados anímicos o por lo menos a no entrar en ese bucle. Cuando hablamos de llevar una buena alimentación, no solo lo decimos para controlar o mantenernos en un peso saludable, sino también porque contribuirá a que llevemos una vida más tranquila, relajada, libre de estrés y/o ansiedad. En definitiva, una dieta saludable nos ayudará a sentirnos mejor tanto por dentro como por fuera.

Nutrientes para una vida más tranquila

Podemos incluir a nuestra dieta una serie de nutrientes que pueden ayudarnos a estar más tranquilos. Algunos de ellos son:

Carbohidratos

Los hidratos de carbono complejos tales como cereales integrales, patatas, legumbres… nos pueden ayudar a sobrellevar mejor los nervios. Evitarán los bajones de ánimo al garantizar el suministro de glucosa al cerebro. Nos ayudarán a no comer de manera compulsiva.

Proteínas

Hablamos de las proteínas de buena calidad como carnes magras, pescado, huevos, frutos secos… Se tratan de alimentos ricos en triptófano, un aminoácido esencial que mantendrá los nervios a raya. Además, interviene en el estado de ánimo (nos sentiremos más felices) y en los niveles de melatonina (dormiremos mejor).

Magnesio

Es necesario para la síntesis de serotonina. Contiene propiedades relajantes. La carencia de este mineral provocará irritabilidad e insomnio. Está presente en muchos frutos secos, en las legumbres, cereales integrales, semillas, en la quinoa y algunas verduras de hoja verde como las acelgas y las espinacas.

L-Carnitina

Mantiene el estrés y el sobrepeso bajo raya, ya que contribuye a quemar las grasas acumuladas. La podemos encontrar sobre todo en muchas carnes (ternera, pollo, cerdo, conejo….) y pescados (bacalao, lubina, boquerón…) o alimentos enriquecidos.

Ácidos grasos Omega 3

La carencia de este ácido graso provoca falta de concentración, o nerviosismo. Además de ser buenas para la salud, ayudan a reducir la liberación de cortisol, una hormona asociada con el estrés. Sus fuentes alimentarias son: los pescados azules y otros mariscos, nueces, tofu, semillas (como semillas de linaza y de chia) y alimentos fortificados (como ciertas marcas de huevos, yogurt, leche, bebidas de soja y fórmulas infantiles).

Vitamina C y del grupo B

Cuando estamos estresados, nuestras necesidades de vitamina C aumentan. Evítalo tomando tres piezas de fruta y dos raciones de verdura al día. Asimismo, cuando estamos bajo presión, las vitaminas del grupo B se gastan con más rapidez, por lo que se necesita un mayor aporte. Son necesarias para el sistema nervioso. Las frutas y verduras frescas y crudas son las mayores fuentes de vitaminas. Si no comes nada de fruta ni verdura, una opción sería tomar suplementos vitamínicos.

Cuida tu alimentación para cuidar de tu salud tanto física como mental. Si tienes más preguntas sobre cómo la alimentación puede influir en tu estado de ánimo o viceversa, no lo dudes y consulta a nuestro farmacéutico-nutricionista.

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